El caso Barilla. Dimensión social y política de las empresas
Las declaraciones de Guido Barilla expresando su reticencia frente a la gente homosexual y sus valores personales han creado un movimiento en contra y lógicamente debe haber gente a favor.
El resultado es que una empresa valorada estrictamente por sus cualidades profesionales pasa a ser valorada por su incidencia social.
¿Esta situación es positiva o negativa desde el punto de vista de los intereses de la empresa?
De entrada no es positiva. Una empresa sirve a un conjunto de consumidores y debiera incorporar los valores del colectivo al que sirve -y ojalá que estos valores sean lo más positivos posibles-.
Aunque una empresa puede asumir valores que choquen con comportamientos y valores de ciertos colectivos e incluso de mayorías, sabiendo que le puede implicar un coste pero lo hace por la ética propia que haya definido y se convierte así en un motor de cambio de su colectividad.
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"No haremos publicidad con homosexuales porque nos gusta la
familia tradicional. Si los gays no están de acuerdo, siempre pueden comer
pasta de otra marca."
Son declaraciones de Guido Barilla, presidente del grupo
Barilla, a una emisora de radio italiana. Sus palabras encendieron las
redes sociales, y pocas horas después Barilla se disculpaba.
Pero Dario Fo, el premio Nobel de Literatura italiano, cree que
Barilla puede hacer algo más: aprovechar esta oportunidad y convertirse en
una empresa embajadora de la integración y la diversidad de las
familias de hoy en día en Italia y en muchos otros países.
"Su empresa representa a Italia, en nuestro país y en
el resto del mundo. Una Italia que está compuesta también de parejas de hecho,
de familias extensas, de familias con progenitores homosexuales y
transgénero" dice Dario Fo en su petición. "Por eso le pido
que deje atrás las polémicas y se haga embajador de la libertad de expresión de
todo el mundo."
Muchas gracias.
Irene y el equipo de
Change.org
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